El Proyecto de la Consciencia Global

Hace tiempo que escuché en el programa de radio La Rosa de los Vientos, de la cadena Onda Cero, una historia bastante curiosa y por ello me decidí a buscar más información en Internet.

Planeta TierraEn la Universidad de Princeton existe una pequeña caja que genera números aleatorios y que según muchos investigadores (incluyendo científicos de varias universidades respetadas en todo el mundo) puede “predecir” eventos de escala global. Este experimento se llama el Proyecto de la Consciencia Global, y comenzó en agosto de 1998. Desde entonces se ha ido ampliando hasta 40 lugares distribuidos por todo el mundo, desde los cuales se generan y registran datos segundo a segundo.

Las máquinas se encargan de generar números 1 y 0 de forma aleatoria (el mismo efecto que lanzar una moneda al aire) y los resultados son impresos en un gráfico. Las leyes de Probabilidad dictaminan que el generador debería dar igual cantidad de unos y ceros. Cualquier desviación de esto formará un pequeño cambio en la curva del gráfico.

Gráfica del ProyectoSegún estos científicos, las desviaciones son irrefutablemente notables cuando hay eventos de trascendencia mundial, como año nuevo. Y donde realmente la cosa se pone interesante, es que de igual manera, las desviaciones se vieron en eventos como la muerte de la princesa Diana de Gales, el bombardeo de la OTAN en Yugoslavia, el 11 de septiembre, el tsunami en Asia o terremotos importantes.

Interesante fenómeno ya que la fuente es seria, los investigadores implicados siguen el método científico y hay respetables universidad envueltas en el asunto.

Ante estos resultados, sólo cabe una gran pregunta: ¿Interfiere el subconsciente colectivo de alguna manera en los resultados de la máquina?

Más información en la Página oficial del proyecto o en Red Nova News.

El Número Áureo

El número áureo (sección áurea, razón áurea, media áurea, divina proporción o número de oro), representado por la letra griega Φ (fi), es el número: 1,61803398…

Número Áureo

¿Y qué tiene de especial esta cifra? Pues que está considerado como el número de la belleza.

Matemáticamente hablando, podemos definirlo como aquel número al que, tanto si le sumamos uno como si lo elevamos al cuadrado, sale el mismo resultado. Sin embargo, lo verdaderamente misterioso es que se trata de una cifra que podemos encontrar en sitios como en el crecimiento de las plantas, en las piñas, en la distribución de las hojas de un tallo, en la formación de las caracolas, en el carné de identidad, en las tarjetas de crédito, en casi todas las cajetillas de tabaco y en el Partenón.

O en el ejemplo de lo que es un cuerpo armonioso: el hombre de Vitrubio, de Leonardo da Vinci. Si dividimos la altura del ser humano por la distancia del ombligo a la punta de los dedos obtendremos el número áureo. Y no sólo eso: en 1966 se descubrió que la relación que existe entre abejas hembras y machos en una comunidad es cercana al número áureo. Ahora es posible que no nos resulte sorprendente que el Partenón pueda enmarcarse en un rectángulo áureo (aquél que del cociente de su longitud por su altura sale el número áureo)…

Más información en la Wikipedia.

Escépticos Vs Paranormales

Desde hace tiempo he podido comprobar como en el mundo del misterio y lo paranormal hay una lucha abierta y sin concesiones. Por un lado están los que niegan todo fenómeno paranormal (videncia, fantasmas, ovnis, etc), llamados Escépticos, y por otro las personas que se dedican a estudiar estos fenómenos (el otro bando les llama despectivamente Magufos).

No tomo partida, en principio, por ninguno de los dos bandos, ya que desde siempre me he considerado una persona que cree en la ciencia y en que su método es el único válido para demostrar cualquier fenómeno, y por otro también soy aficionado a programas y revistas que tocan el fenómeno paranormal.

No estoy con los Escépticos porque ellos, en la mayoría de los casos, niegan sistemáticamente cualquier fenómeno paranormal, sin aportar pruebas ni estudiar las que hay, sin ni siquiera dar una explicación científica que refute dicho fenómeno. Es decir, para mi no adoptan una verdadera postura científica.
Un ejemplo lo tenemos en la reciente noticia publicada en el diario El Mundo, donde un periodista, sin prueba ninguna, tacha de farsantes tanto a los investigadores de las Caras de Bélmez como a la alcaldesa del pueblo, acusándolos de crear ellos mismos las caras. Los Escépticos se han hecho eco de esta noticia rápidamente para atacar a sus opositores, sin dar ninguna prueba científica que demuestre lo que afirma el periodista.

No creo en videntes, sanadores, curanderos ni en la gran cantidad de casos de fraude que se dan en el mundo de lo paranormal, pero siento gran curiosidad por multitud de fenómenos que están perfectamente estudiados y para los que no hay una explicación científica: Por ejemplo en la Sábana Santa o los Ovnis.
No digo que en el mundo del misterio no existan verdaderos timadores, pero también hay gente seria que hace una excelente labor de investigación.

Si queréis tener vuestra propia opinión, os dejo con algunos enlaces que defienden estos bandos:

¿Mundo Real o Simulado?

Leo en Atalaya, la bitácora de mi exprofe JJ, un buen relato corto sobre un tema que siempre me ha interesado en gran medida, los mundos simulados y la imposibilidad de determinar qué es la realidad y qué es la ficción.
Entre mis películas favoritas están algunas que tratan estos temas: la famosa trilogía de Matrix, Darkcity, y una menos conocida pero también brillante como es Nivel 13.
A través de los comentarios a dicho relato, descubro un interesante artículo, recogido en Hispamp3, que me ha llamado mucho la atención ya que dos científicos plantean la posibilidad de que actualmente vivamos en un mundo simulado.
Reproduzco aquí dicho artículo:

¿ Vivimos en Matrix ?

El astrofísico Martin Rees y el matemático John Barrow anunciaron una teoría revolucionaria sobre la naturaleza del universo, al proponer que habitamos en un universo simulado por una megasupercomputadora construida por una civilización más avanzada.

La extraordinaria hipótesis parte de la idea de que lo que llamamos universo es en realidad una ínfima parte de un multiverso, una simulación virtual creada para estudiar la evolución de la conciencia en diferentes regiones de él, así como el intento de seres inteligentes por comunicarse entre sí y eventualmente cuestionarse si un gran diseñador inteligente podría intervenir para modificar las leyes del cosmos.

Estas ideas, que parecen sacadas de la ciencia ficción en las que se basan películas como Matrix, cuentan en realidad con el apoyo de otros prestigiados físicos como Paul Davies.

Este científico hace notar que para esta hipótesis existen datos inquietantes que podrían confirmarla, al referirse al descubrimiento realizado en 1998 por el astrónomo John Webb cuando estudiaba quasares ubicados a 6 mil millones luz de distancia.

Webb descubrió, al analizar los espectros de la luz, que su velocidad era ligeramente menor a lo esperado siguiendo las leyes de la relatividad de Einstein.

Para Davies, a estas distancias la realidad virtual simulada de nuestro universo deja de ser perfecta y se manifiesta por una variación de las constantes físicas.

La idea ha sido tomada también muy en serio por filósofos de la ciencia como Nick Bostrom de la Universidad de Oxford quien ha llevado al terreno de la lógica la propuesta de los astrofísicos en un ensayo titulado ¿Vivimos en un universo simulado?, en donde postula tres principios básicos de esta hipótesis:

1) La probabilidad de que una especie con nuestro nivel actual de desarrollo pueda evitar extinguirse antes de convertirse en tecnológicamente madura es insignificantemente pequeña.

2) Casi ninguna civilización tecnológicamente madura está interesada en correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras.

3) Usted está casi con seguridad en una simulación.

Las conclusiones a las que llega Bostrom parecen sugerir que es más probable que la existencia del universo, y por lo tanto la nuestra, esté transcurriendo en una simulación.

El filósofo incluso ha inventado una ecuación en la que cada uno de los factores representa aspectos tales como el número de civilizaciones que han sobrevivido a estados de posthumanos, números de civilizaciones creadoras de simulaciones, así como el número de individuos que han vivido antes del surgimiento de una civilización posthumana.

Al final Bostrom se pregunta: «Si estamos en una simulación, ¿es posible saberlo con certeza? Si los simuladores no quieren que los descubramos, probablemente jamás lo haremos. Pero si escogen mostrarse a sí mismos, podrían hacerlo ciertamente». Quizá en una ventana, informándole del hecho, aparecería enfrente de usted, o quizá le «cargarían» en su mundo.

Otro acontecimiento que nos permitiría concluir con un alto grado de confianza que estamos en una simulación es si llegamos algún día al punto de crear nuestras propias simulaciones.

«Si comenzamos a correr simulaciones, sería una evidencia fuerte en contra de los primeros dos argumentos. Lo que nos dejaría al tercero solamente».

Como se puede comprobar, este tema es bastante inquietante y actualmente podemos decir que estamos en pañales a la hora de resolver esas grandes preguntas de la humanidad: ¿Quienes somos? ¿De dónde venimos?…

Descubren el que podría ser el décimo planeta del Sistema Solar

El telescopio espacial Spitzer ha localizado el que podría ser un nuevo planeta del Sistema Solar, que giraría a una distancia mucho mayor que el resto y al que han bautizado con el nombre de Sedna, en honor a la diosa inuit (o esquimal) del océano, según informa la BBC.
El planeta también ha sido detectado por el telescopio espacial Hubble y la agencia espacial estadounidense (NASA) anunciará más detalles de sus observaciones. El planeta fue descubierto en el curso de un proyecto de investigación dirigido por Michael Brown, del Instituto de Tecnología de California.
Aunque su tamaño aún es incierto, Sedna es el planeta más grande localizado alrededor del Sol desde el descubrimiento de Plutón en 1930. Las observaciones muestran que el astro tiene alrededor de 2.000 kilómetros de diámetro, pero que podría ser incluso más grande que Plutón, que tiene un diámetro de 2.250 kilómetros.
Los primeros cálculos sugieren que Sedna se encuentra a 10.000 millones de kilómetros de la Tierra, en una región del espacio llamado ‘Cinturón de Kuiper’. Este cinturón tiene cientos de objetos conocidos y los astrónomos creen que aún hay muchos más por descubrir.
La mayoría de estos objetos son pequeños mundos de roca y hielo, aunque algunos pueden ser tan o más grandes que Plutón. Por ello, el descubrimiento ha vuelto a abrir el debate sobre qué puede ser considerado un planeta. Si Sedna fuese considerado un planeta, pasaría a ser el décimo del Sistema Solar.
De El Mundo.