Beso


¡Cuánto rato te he mirado
sin mirarte a ti, en la imagen
exacta e inaccesible
que te traiciona el espejo!

«Bésame», dices. Te beso,
y mientras te beso pienso
en los fríos que serán
tus labios en el espejo.

«Toda el alma para ti»,
murmuras, pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das.

El alma que se recata
con disfraz de claridades
en tu forma del espejo.

Pedro Salinas

Si me llamaras

¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!

Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será desde un milagro,
incognito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: «No te vayas.»

PEDRO SALINAS