Stephen King (IV)

Continúo con la cuarta entrega de las fichas dedicadas a los grandes maestros de la literatura de terror y ciencia ficción con este escritor estadounidense nacido el 21 de Septiembre de 1947 en la ciudad de Portland, en el estado de Maine (Estados Unidos).
Estudió lengua y literatura inglesas en la Universidad de Maine, donde participó activamente en las movilizaciones estudiantiles contra la guerra de Vietnam. Trabajó un tiempo en una lavandería, mientras publicaba ya relatos en varias revistas, y en 1971 empezó a impartir clases de inglés. Se ganó el favor de la crítica con su primera novela, Carrie (1974), a la cual siguieron El resplandor (1975), que le valió un gran prestigio internacional, It (Eso, 1986), Misery (1987) e Insomnio (1994), por mencionar sólo algunos de sus mayores éxitos. Su estilo efectivo y directo, unido a su gran capacidad para destacar los aspectos más inquietantes de la cotidianidad, le han convertido en el especialista de literatura de terror (aunque ha realizado también incursiones en el género fantástico y de ciencia ficción) más vendido de la historia. Autor a su vez de relatos y guiones para la televisión, muchas de sus novelas han sido llevadas al cine.

Personalmente es un autor del que he leído muchas obras. Entre mis favoritas están It, La Zona Muerta o El Resplandor, así como multitud de relatos cortos recogidos en varias recopilaciones.

¿Qué libros le has leído tú y cuáles son tus favoritos de este autor?

ALMUERZO EN EL RESTAURANTE GOTHAN (fragmento)

Miré como se alejaba la ambulancia y traté de imaginarme al hombre que llevaba dentro viviendo allí donde viven los maîtres: Queens, Brooklyn o tal vez, incluso Rav o Mamaroneck. Traté de imaginarme el aspecto de su comedor y los cuadros que tendría colgados de la pared… No lo conseguí, pero me di cuenta de que podía imaginarme con relativa facilidad cómo era su dormitorio, aunque no si lo compartía con una mujer. Podía verlo tumbado en la cama, despierto pero totalmente quieto, mirando al techo a altas horas de la noche mientras la luna permanecía suspendida en el negro firmamento como el ojo entornado de un cadáver. Podía imaginármelo tumbado en la cama y escuchando los continuos y monótonos ladridos del perro del vecino, que se repetían ininterrumpidamente hasta que el sonido se convertía en un clavo de plata que horadaba el cerebro. Podía imaginármelo tumbado no muy lejos de un armario lleno de esmóquines metido en bolsas de plástico de tintorería, colgados en la oscuridad como criminales ahorcados. Me pregunté si estaría casado. De ser así, ¿habría matado a su esposa ante de ir a trabajar? Pensé en el lamparón que tenía en la camisa y llegué a la conclusión de que era una posibilidad. También pensé en el perro del vecino, el que no podía callar. Y en la familia del vecino.

Más información en su Página Oficial, en el Universo Stephen King o en la Wikipedia.

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