Ahóguense antes de las 8

SocorristasEl mes pasado tuve la suerte de disfrutar de unas semanitas de relax en la playa, y hubo un par de cosas que me llamaron mucho la atención con respecto a los socorristas que allí trabajaban.

La primera fue el reducido número (tan sólo dos) para una playa tan extensa. Además, los dos estaban en una torreta, más o menos a la mitad de la playa, pero bastante lejos de cada uno de los extremos. Si llega a ocurrir alguna desgracia en esas zonas, dudo mucho que les hubiera dado tiempo llegar.

La segunda, y a mi entender más grave, es que cuando el reloj marcaba las 8 de la tarde, ellos recogían sus cosas, bajaban la banderita del puesto, y se largaban tranquilamente. En verano, a esa hora, y en días de calor, la playa estaba totalmente repleta de gente, y podía estarlo hasta las 9 y media aproximadamente.

Claro está, ellos no tienen la culpa, sino la entidad u organismo que los contrata y que deja a tantos veraneantes sin ningún tipo de auxilio.

¿Se imaginan a la policía, bomberos, guardia civil, u cualquier otro cuerpo trabajando sólo hasta una hora determinada?
Con ello quiero decir que los socorristas deberían irse cuando lo hiciera la mayoría de la gente, dependiendo del día, y no a horas tan tempranas, y claro está tendrían que pagarles en relación a esto.

Pero como desgraciadamente, esto no sucede así, no nos quedará más remedio, si queremos que nos rescaten, que ahogarnos antes de las 8 de la tarde…

No somos nadie

Según un estudio llevado a cabo por la web Technorati, la blogosfera se duplica cada 5 meses y medio. Cada día se crean 80.000 nuevos blogs y se añaden 900.000 nuevos posts o escritos. En total hay 14,2 millones de blogs, de los que un 55 % permanecen activos. Cada segundo se crea un nuevo blog en Internet. (IBLNEWS)
Y es que… no somos nadie…

Concursos en Internet

Nunca he sido una persona afortunada en lo referente a juegos de azar y concursos. Sé que se trata de una cuestión de probabilidades y que las de ganar, en todos los casos, son bastante ínfimas. Es por eso que pocas veces compro un cupón de la Once (me basta ver como mi madre lleva toda la vida comprando y nunca le ha tocado, y a vecinas de ella que compran pocas veces, les ha tocado), ni billete de Lotería Nacional (salvo en Navidad), ni Lotería Primitiva, y sólo relleno alguna que otra Quiniela de fútbol de vez en cuando (he acertado 12 alguna que otra vez, pero cobrando una miseria).

Pero, sorprendentemente, este desencuentro entre la fortuna y mi persona cambia cuando hablamos de… Internet.
De vez en cuando, suelo encontrarme con algún concurso en páginas web, y por aburrimiento más que nada, participo en ellos. No es que lo haga muy asiduamente, pero lo sorprendente es que el porcentaje de éxito es alto. Más o menos del 50 % (basta que lo diga para que no me toque nada más).

Los premios no es que sean gran cosa. Generalmente son promociones de productos. Por ejemplo, ya me ha tocado una funda para el móvil de un portal de viajes, una mochila de Wanadoo, una sudadera de una película de acción, una cinta de vídeo con el videoclip de estreno de un famoso cantante, 6 CDs de música, dos entradas para el teatro… y seguro que hay alguna cosa más por ahí que se me olvida.
La última esta mañana: 2 entradas para la película de Sin City en la página del Club Nokia (ya os contaré que me pareció).

Sin City Entradas

Para las pocas veces que concurso, el porcentaje es bastante alto. ¿Será por qué participa poca gente? Os prometo que no tengo ningún enchufe…

Deflación 2001

DEFLACIÓN 2001
Bob Shaw

El tener que pagar diez dólares por una taza de café dejó petrificado a Lester Perry.

Hacía casi un mes que el precio se había estabilizado en ocho dólares, y había comenzado a alimentar la engañosa esperanza de que ya no iba a cambiar. Miró tristemente a la máquina distribuidora mientras el negro líquido chorreaba en el vasito de plástico. Su expresión se hizo miserable cuando llevó el vaso a sus labios.

– Diez dólares – murmuró -, ¡y resulta que está frío!

Boyd Dunhill, su piloto, se alzó de hombros y se sacudió unas imaginarias motas de polvo de las doradas charreteras de su uniforme, quizá temeroso de que aquel desusado movimiento hubiera enturbiado el esplendor de su atuendo.

– ¿Y qué esperaba usted? – dijo con tono indiferente -. Las autoridades del aeropuerto rechazaron la semana pasada las peticiones de aumentos salariales del Sindicato de Empleados de Máquinas Distribuidoras de Café, así que al sindicato no le quedó más remedio que prohibir a sus miembros el hacer horas extraordinarias, lo cual ha traído inevitablemente un aumento de los precios.

– ¡Pero si hace un mes que consiguieron un aumento de un cien por cien! ¡Fue a raíz de ello que el café subió a ocho dólares la taza!

– El sindicato reclamaba un doscientos por cien.

– ¡El aeropuerto nunca aceptaría un aumento de un doscientos por cien!

– Los empleados de las Máquinas Distribuidoras de Chocolate lo obtuvieron.
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Más feo que Picio

Inauguro está sección dedicada a explicar el origen de algunos dichos populares con esta expresión que se utiliza para designar que alguien es muy feo.

Se dice que Picio fue un zapatero, natural de Alhendín, y que vivía en Granada en la primera mitad del siglo último. Fue condenado a muerte, y hallándose en capilla recibió la noticia del indulto, y le causó tal impresión, que se quedó a poco sin pelo, cejas ni pestañas y con la cara tan deforme y llena de tumores, que pasó a ser citado como modelo de fealdad más horrorosa.

Después de esto, Picio se retiró a la villa de Lanjarón, de donde lo expulsaron porque jamás entró en la iglesia, por no quitarse el pañuelo con que cubría su calva. Entonces volvió a Granada, donde al poco tiempo murió.

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