¿Quién es este chaval?

El Papa Benedicto XVI no reconoció a Pelé. No sabía quien era el ex jugador ni que era brasileño.
La escena sucedió el sábado por la tarde, durante la audiencia que el Papa Benedicto XVI ofreció en Colonia (Alemania) a algunas personalidades, entre ellas, el brasileño Pelé, acaso, junto a Maradona, el futbolista de todos los tiempos más conocido en todo el mundo. Más información en Marca.
Lo que no se cuenta es que Pelé pensó: «¿Quién es este señor de blanco? ¿un espía del R.Madrid? ¿un vendedor de horchatas? ¿que hago besándole la mano? Dios mío esto es un infierno…»

Pesadilla en gris

PESADILLA EN GRIS
Fredric Brown

Se despertó sintiéndose maravillosamente bien, bajo el cálido y brillante sol de primavera. Se había quedado dormido durante algo menos de media hora, según pudo deducir por el ángulo de las sombras que formaba el sol y que apenas habían cambiado.

El parque se veía hermoso con el verdor de la primavera, más suave que el del verano; el día resultaba magnifico y él era joven y estaba enamorado. Locamente enamorado, maravillosamente enamorado. Y feliz en su amor: la noche anterior, sábado, se había declarado a Susana y ella le aceptó, más o menos. No le dio un sí definitivo, pero le invitó para que esa tarde le conociese su familia, y le dijo que deseaba que ellos le quisieran y él a ellos. Si eso no significaba la aprobación, ¿entonces qué era? Se habían enamorado casi a primera vista, y por eso aún ni siquiera conocía a sus padres.

¡Oh, la dulce Susana, con los suaves cabellos castaños, la graciosa naricilla, las pecas marcadas y los grandes ojos de color café!

Era la mujer más maravillosa que uno pudiera desear.

Bueno, ya era tarde: Susana le había citado a esa hora. Se levantó del banco y, como sentía los músculos un poco entumecidos por la siesta, bostezó voluptuosamente. Se dirigió hacia la casa, que quedaba a unas manzanas de la suya.

Subió los escalones y llamó a la puerta. Esta se abrió y por un segundo se imaginó que la propia Susana salía a abrirle, pero no fue así. Probablemente se trataba de su hermana; Susana había mencionado que tenía una hermana un año menor que ella.

Se inclinó y se presentó, preguntando por Susana. Le pareció que la muchacha le miraba con extrañeza. Después le dijo:

– Pase, por favor. Ella no está en este momento, pero si gusta aguardar en la sala…

Esperó en la sala. Le extrañó que ella hubiera salido.

Entonces oyó la voz de la chica que le había recibido, hablando en el vestíbulo y, con explicable curiosidad, se levantó y fue a la puerta para escuchar. Parecía estar hablando por teléfono.

– Harry, por favor ven enseguida y trae contigo al doctor. Sí, es el abuelo… No, no es otro ataque al corazón. Es como la vez que le dio amnesia y pensó que la abuela aún vivía. No, no es demencia senil, Harry, es sólo amnesia, pero esta vez la cosa es peor. Cincuenta años menos… su memoria es la de cuando aún no se había casado con la abuela…

Repentinamente viejo, envejecido cincuenta años en cincuenta segundos, lloró en silencio, recostado en el marco de la puerta.

La Autoestopista Fantasma

La Autoestopista FantasmaSi hay una leyenda urbana típica en casi todo el mundo, sin duda se trata de la autoestopista fantasma. Se cuenta en infinidad de pueblos o carreteras. Cerca de donde me crié, en la carretera que va a Alhama de Granada, se dice que se aparece de noche una anciana en una curva. En la mayoría de los relatos, los conductores suelen recoger a la persona que hace autostop, y esta les previene que tengan cuidado en una curva peligrosa antes de desaparecer sin dejar rastro. Más tarde el conductor averigua que dicha persona se mató en un accidente en esa curva.

Por ejemplo, un relato dramatizado que acontece en Estados Unidos, viene a contar lo siguiente:

La carretera principal que va de Baltimore a Nueva York al llegar al kilómetro 12 se cruza con una importante autopista. Se trata de un cruce muy peligroso, y en muchas ocasiones se ha hablado de construir un paso subterráneo para evitar accidentes, aunque todavía no se ha hecho nada.

Un sábado por la noche, el doctor Eckersall regresaba a su casa después de asistir a una sala de fiestas country. Al llegar al cruce redujo la velocidad y se sorprendió al ver a una deliciosa jovencita, vestida con un traje largo, de fiesta, haciendo auto-stop.

Frenó de golpe y le hizo una señal para que subiera a la parte trasera de su descapotable. – El asiento de delante está lleno de palos de golf y de paquetes -se disculpó.
Y a continuación le preguntó:
– Pero, ¿qué está haciendo una chica tan joven como tú sola a estas horas de la noche?

– La historia es demasiado larga para contarla ahora -dijo la chica.
Su voz era dulce y a la vez aguda, como el tintinear de los cascabeles de un trineo.
– Por favor, lléveme a casa. Se lo explicaré todo allí. La dirección es North Charles Street, número XXXX. Espero que no esté muy lejos de su camino.

El doctor refunfuñó y puso el coche en marcha. Cuando se estaba acercando a la dirección que le indicó ella, una casa con las contraventanas cerradas, le dijo:
– Ya hemos llegado.
Entonces se giró y vio que el asiento de atrás estaba vacío.
– ¿¡Qué demonios…!? -murmuró para sí el doctor.
La chica no se podía haber caído del coche, ni mucho menos haberse desvanecido.

Llamó repetidas veces al timbre de la casa, confuso como no lo había estado en toda su vida. Después de un largo tiempo de espera, la puerta se abrió y apareció un hombre de pelo gris y aspecto cansado que lo miró fijamente.
– No sé como decirle qué cosa más sorprendente acaba de suceder -empezó a decir el doctor-, una chica joven me dio esta dirección hace un momento. La traje en coche hasta aquí y…

– Sí, sí, lo sé -dijo el hombre con aire de cansancio-, esto mismo ha pasado otras veces, todos los sábados por la noche de este mes. Esa chica, señor, era mi hija. Murió hace dos años en un accidente automovilístico en ese mismo cruce donde usted la encontró…

Hay una serie de pistas y variaciones que nos llevan a deducir que este tipo de relatos sobre autoestopistas fantasmas no sucedieron y que no se tratan más que de leyendas urbanas que la gente cuenta y se van transmitiendo sin ningún tipo de veracidad:

  • En algunas versiones de la leyenda, la chica se deja en el coche un libro o bufanda.
  • En otras, la chica desaparece cuando el coche pasa al lado de un cementerio, y el conductor encuentra el abrigo que le dejó a ella, encima de la tumba de una chica que murió de accidente hace algunos años.
  • Variantes de esta leyenda circulan desde hace siglos, aunque entonces no aparecían coches, sino trenes o caballos.
  • En otros casos, la autoestopista anuncia alguna profecía antes de desaparecer. En ocasiones, anuncia una primera profecía a corto plazo, que al cumplirse refuerza la segunda, mucho más importante. En Estados Unidos circuló insistentemente durante la Segunda Guerra Mundial el rumor de que la segunda profecía era la muerte de Hitler en 6 meses.
  • Según algunos especialistas en folklore, ésta es una de las historias más antiguas que circulan por Europa.
  • En el Nuevo Testamento ya se habla de un etíope que recoge en su carroza a un hombre, el apóstol Filipo, que le bautiza y después también desaparece.

Sin embargo, yo que usted, tendría mucho cuidado cuando circule de noche por una carretera solitaria. Nunca se sabe lo que puede haber ahí fuera…

Más información en: Escalofrio.com o Revista CICI.

Sin Internet

Una vez más volvió a suceder y Wanadoo-Uni2 me ha dejado sin Internet. Desde el Jueves por la tarde no puedo conectarme (esto lo escribo enganchándome al WIFI del vecino del 4º).

Ese día llamó Telefónica diciéndome que estaban haciendo pruebas de voz y que había una avería que Uni2 tenía que solucionar para que volviera a funcionar el ADSL. Tras llamar a Uni2 y pasarse la pelota dándome varios teléfonos, al fin hablé con un operador de Wanadoo que me dijo que me estaban aumentando la velocidad de 512 a 2 Megas y que tardarían dos o tres días.

No sé si creerlo o no, ya que en los foros que he leído sobre el tema, no se tarda tanto en aumentar la velocidad (algunos en el mismo día).

En fin, seguiré a la espera de que todo se solucione correctamente y no vaya para largo, como me ocurrió una vez que me dejaron 3 semanas y media sin Internet, pero bien que me lo cobraron.