Todos mis teléfonos móviles

En el año 2005 escribí una entrada en este blog, hablando de los teléfonos móviles que había tenido hasta la fecha. Esta entrada es la actualización a 2013.

Todos mis móviles

A lo largo de mi vida he tenido 7 teléfonos móviles. No son muchos, teniendo en cuenta que los suelo apurar bastante, y sacarles bastante partido. Desde 1999 que me compré el primero, salen a uno cada dos años.

(1999) Mi primer móvil fue un Panasonic G520. Guardo muy gratos recuerdos de él, no así de la operadora Telefónica Movistar. Era un móvil sencillo de manejar y que pocas veces fallaba. Incluso tenía vibración. Lo malo es que era muy largo (con antena) y por lo tanto lo llevaba en una funda colgado, ya que era imposible llevarlo en el bolsillo del pantalón.

(2000) El segundo móvil fue un Alcatel One Touch Easy, de la novedosa promoción Dúo de Amena. Mi exnovia y yo compramos un pack de dos teléfonos y así nos salía más barato hablar. El teléfono era bastante malo, fallaba mucho, las teclas con el tiempo dejaban de responder y había que estrujarlas para que funcionaran. La oferta del Dúo fenomenal, muy barata. Cuando me cansé de él, mi madre lo usó una temporada y luego no sé donde acabó.

(2001) Ante la baja calidad del anterior teléfono, mi exnovia me regaló para mi cumpleaños el siguiente, un Nokia 3210. Muy cómodo de manejar y fiable. Como novedad es que al ser más pequeño que los anteriores, podía llevarlo en el bolsillo. Como punto negativo, no tenía vibración.

(2003) El siguiente teléfono fue un Siemens MT50 (modelo que sólo comercializó Amena). Pequeñito, muy cómodo. Lo dejé porque en el mercado estaban apareciendo los nuevos smartphones, con un sistema operativo capaz de instalar aplicaciones.

(2006) Mi primer smartphone, el Nokia 6630. Con el sistema operativo Symbian, se le podían instalar aplicaciones, navegar por Internet, cámara de fotos, etc. Como yo lo quería usar con tarjeta prepago, lo tuve que comprar libre, por lo que me salió caro, aunque luego lo amorticé al no estar sujeto a ningún contrato.

(2009) Seducido por mi primer cacharrito de Apple (un iPod Touch), me decidí sin ninguna duda a comprar un iPhone 3GS, y la verdad es que la experiencia fue de lo más satisfactoria. Tanto, que hoy en día estoy plenamente convencido a seguir comprando móviles de esta marca, por su calidad, diseño, y el hardware y software que integran. Hoy en día este móvil lo usa un hermano.

(2012) Al cabo de 3 años, y con nuevos modelos de móviles de Apple, me decidí a comprar el iPhone 5, con muchísimas más prestaciones que mi anterior móvil, con una cámara de fotos bastante buena, y un diseño espectacular. Actualmente es mi móvil, y espero que me duré por lo menos 3 años, al cabo de los cuales, lo sustituiré casi seguro por otro iPhone futuro.

¿Y vosotros, cuántos habéis tenido?

Recuerdo tu risa

Y a veces,
sólo a veces,
indefenso,
por sorpresa,
a mil kilómetros de tu alma,
recuerdo tu risa,
a mi lado,
como en un sueño
que no debo soñar,
que me desarma,
rompe mis barreras,
convirtiendo mi fortaleza
en flaqueza,
anulando voluntades,
paralizándome,
maravillándome,
tu risa
venciendo cualquier obstáculo,
elevándome al cielo,
limpia,
inocente,
sincera,
sin conocer su poder sobre mi,
deteniendo el tiempo
unos segundos,
entremezclando
alegría y pena,
valor y temor,
dándomelo todo,
dejándome desamparado…

A mil kilómetros de tu alma,
recuerdo tu risa…

Seísmo

Te tengo delante.

Tu mirada se pierde ausente en tus pensamientos.

Te miro, y de repente, todo comienza a temblar a mi alrededor.

Me cojo de los brazos de la silla, pero nada se mueve. Sin embargo, no puedo dejar de sentir el terremoto.

No sé cuanto durará. Todo tiembla. Mi alma se resquebraja. Mi voluntad cae y se hace añicos. Mi corazón es un juguete que se precipitó al mar. Tristeza, asombro e ilusión amenazan con aplastarme si no me muevo. No puedo moverme. No sé a dónde ir. No sé a dónde escapar. Estoy paralizado, mientras cada uno de tus parpadeos es una sacudida aún más violenta que la anterior. No sé cuanto rato voy a poder seguir mirándote. Imposible no mirarte. No mirar tus grandes ojos tristes. Imposible no sentirme vivo.

De pronto, giras la cabeza y comienzas a hablar. Todo cesa. Fueron unos segundos. La destrucción es total. Habrá más réplicas. La quietud se hará eterna y desesperante.

Imposible reconstruirlo todo…

Encabrónate

Lo mejor de conectarte al Facebook un domingo de julio, a las 5 y media de la tarde, es que si escribes la mierda más grande del mundo, nadie la va a leer.

Puedes sentirte libre para poner lo que te de la gana, desde 7 fotos seguidas de gatitos con caras angelicales que harían vomitar hasta a la madre Teresa de Calcuta, si viviera, hasta 1 vídeo de 4 horas con la recopilación de todos los gorgoritos desafinados de David Bisbal, para deleite y disfrute de quinceañeras hostiables y desequilibradas emocionalmente, pasando por colgar 10 mensajes de cadenas con advertencias que sólo creería alguien con coeficiente intelectual de australopithecus afarensis.

Puedes escribir el texto más cursi del mundo mezclando palabras como amor, besos, risas, eternidad y microondas… que si alguien, despistado, comienza a leerlo, puedes estar seguro que no pasaría de la segunda línea.

Los domingos de julio, a las 5 y media de la tarde en Facebook, son la verdadera tabla de salvación para echar fuera todo lo que llevas dentro, para soltar toda la adrenalina y frustración que te acompaña durante la semana.

La mejor cura si no puedes pagarte un psicólogo.

Grita, desahógate, encabrónate… nadie te va a leer.

Déjalo

Deja de hacer ruido, de escupir contra el viento, de fabricar con papel en eternos días de lluvia…

Deja de pensarla, de elevar al cielo lo que caerá en picado, de buscar sueños en el yermo jardín de las pesadillas…

Deja de tener esperanza, de creer que su mentira podrá salvarte, de sentir que al coger su mano eres libre…

Deja de ser otro que no eres, de hacerla otra que no es, de ver lo que siempre fue invisible…

Déjalo…